La cena fue uno de los grandes éxitos de la pasada temporada en la cartelera madrileña. A ello contribuyó, sin duda, el duelo entre dos grandes actores como Josep María Flotats y el leonés Carmelo Gómez, pero también la turbulenta historia que subyace en este encuentro gastronómico entre dos grandes monstruos de la escena política francesa del periodo posrevolucionario. Esta función llega al Bergidum patrocinada por Caja Duero. La cena: Jueves, 3 de noviembre. 21 horas Precio: 12 y 9 euros Entradas: venta anticipada del 21 al 30 de octubre en el teléfono 901 20 10 00 o en www.cajaduero.es (pago con tarjeta) En caso de que queden localidades, los días 2 y 3 de noviembre se venderán en la taquilla del teatro Patrocina: Caja Duero La cena parte de la hipótesis de un posible encuentro mantenido en la noche del 6 al 7 de julio de 1815 en el que Talleyrand (Josep María Flotats) y Joseph Fouché (Carmelo Gómez) acordaron el reparto del futuro poder en Francia tras la caída de Napoleón. La famosa obra de teatro, escrita por Jean Claude Brisville y adaptada y dirigida por el propio Flotats, ha sido uno de los grandes éxitos de la pasada temporada en Madrid. ?A mí estos dos personajes me parecen despreciables ? ha señalado Carmelo Gómez-, pero han aprendido a hacer del cinismo un arte. Talleyrand es el más artista de los dos, mientras mi personaje, Fouché, es un sanguinario, un mezquino, aunque se presenta como un tío simpático. En realidad, son dos señores muy elegantes que quedan a cenar y yo me imagino que la Historia del mundo está hecha de grandes cenas como ésta?. El actor leonés interpreta a quien fue uno de los jacobinos de la Revolución Francesa, Joseph Fouché, un cortacabezas que bien pudo servir de inspiración a los Lenin, Hitler o Stalin del siglo XX, aunque sólo fuera por el celo que puso en la implantación del Terror tras el triunfo revolucionario. Cambió de bando tantas veces como una serpiente muda su piel: ayudó a Napoleón a dar el golpe de Estado y fue el fundador de una policía que basó su éxito en tener a la población ?archivada? y espiada; más tarde encabezó el gobierno provisional tras la derrota de Napoléon y contribuyó a la restauración de los Borbones. Era conocido como ?El carnicero de Lyon. Su antagonista, Talleyrand, era un liberal de origen aristocrático, amante de la buena vida, sin delitos de sangre aparentemente, del que se decía que ?era una mierda en una media de seda?. Al igual que Fouché, fue un superviviente de la política que sirvió también a la Revolución, a Napoleón y a los Borbones; formó parte de doce gobiernos y su labor como jefe de la diplomacia gala sigue despertando gran curiosidad. Escrita por Jean Claude Brisville (Bois-Colombes, 1922), La cena reúne a estos dos enemigos acérrimos durante la noche del 5 de julio de 1815 en torno a una mesa. Poco antes, a ambos se les ha visto salir juntos de la fiesta que el duque de Wellington da en su palacio. Los ejércitos aliados ocupan París tras la caída de Napoleón en Waterloo y se ha creado un gobierno provisional presidido por Fouché. ?Estos dos enemigos políticos tienen que pactar qué camino seguir?, explica el director, ?Talleyrand es un hombre más abierto que el autoritario Fouché. Es un hombre de pactos y su razonamiento es que mientras París esté ocupado, con el ejército francés destrozado, no hay posibilidad de sublevación. Hay que buscar lo más favorable para el país. Él cree que hay que hacer volver a los Borbones, pero para ello debe convencer a Fouché?. Pero Fouché está pensando en un golpe de Estado. ?Yo creo que un tipo como Fouché es un personaje poco teatral?, añade Carmelo,? él responde al tipo de personas que se mueven en la sombra, que toman las últimas decisiones pero nunca es su voz la que se oye ni su mano la que se ve, un hombre opaco, tenebroso, aunque en la obra se presenta muy vital?. La valoración de los actores es que a sus personajes no les mueve el interés nacional, sino únicamente el suyo propio, cómo salvar nuevamente el pellejo.