La figura del general canadiense Romeo Dallaire, en su momento comandante de la misión humanitaria de la ONU emplazada en Ruanda, es el eje central sobre el que pivota La caricia de Dios. Ruanda, 1994, una función en la que se pone al descubierto una de las matanzas más crueles de las últimas décadas en una narración que, ateniéndose a los hechos, denunciando las omisiones y el desinterés de occidente, desenmascara las falsas certezas y la ignorancia al respecto de esta historia. Amnistia Internacional apoya este proyecto con el objetivo de recordar la violación de los derechos humanos que se denuncian en esta obra. La función se celebra en el Bergidum con el patrocinio de la Concejalía de Acción Social, dentro de de la campaña de sensibilización "Los ojos de Africa".

CICLO ABONO DE INVIERNO
Hongaresa de Teatro: La Caricia de Dios. Ruanda 1994 de Francesca Zanni y Paolo De Vita.
10 de marzo. 21 horas
[PRECIO: 6 EUROS (5 PARA JÓVENES, PARADOS Y PENSIONISTAS)] [ENTRADAS A LA VENTA A PARTIR DEL 5 DE MARZO] [DURACIÓN: 75 MINUTOS SIN DESCANSO]
Patrocina: Programa de Cooperación al Desarrollo de la Concejalía de Acción Social, dentro de la campaña de sensibilización "Los ojos de Africa"
www.hongaresa.com

La compañía Hongaresa de Teatre es la responsable de la puesta en escena de La Caricia de Dios-Ruanda 1994 del autor y actor italiano Paolo de Vita. El texto es un monólogo interpretado por el actor valenciano Pep Ricart, de gran trayectoria profesional tanto por su calidad actoral como por su compromiso artístico y social, sobre la figura real del General canadiense Romeo Dallaire, en su momento comandante de la misión humanitaria de la ONU emplazada en Kigali, capital de Ruanda. Con estos mimbres se construye un monólogo que cuenta "a los blancos" una historia "de negros". Amnistia Internacional apoya este proyecto con el objetivo de recordar la violación de los derechos humanos que se denuncian en esta obra.
El libro "Instruzioni per un genocidio" ("Instrucciones para un genocidio") de Daniele Scaglione, en el cual se inspiró el texto, abre una ventana a una realidad difícil de aceptar y de entender. Tanto el autor tel texto como su colaboradora Francesca Zanni sostienen que "el hecho de profundizar en esta historia, a través de otros libros, artículos, no consiguió suscitar en nosotros un sentimiento de "comprensión" hacia esos seres humanos que proceden de modo inhumano, aplicando científicamente una "matanza" fratricida, llevada a cabo con machetes y mazas con clavos. Se decía, entonces, que se trataba de una guerra africana, y que los africanos debían salir de ella por si solos. En cambio, ha representando un fracaso para toda la humanidad".
"El alucinado protagonista de La Caricia de Dios relata la pasividad de la ONU y el papelón que las potencias coloniales y la iglesia vienen haciendo en Ruanda desde hace siglos", señala el crítico Javier Vallejo en Babelia. Nuria Sabat, en El Periódico de Cataluña escribe "probablemente tiene razón Pep Ricart cuando, bajo la piel y la palabra del general Romeo Dallaire, afirma que, para la mayoría de nosotros, Ruanda no es más que un punto en el mapa de África; un puntito lejano con el que pocos se identifican geográfica y humanamente. Pero también es cierto que, para quienes vayan a verlo actuar, el puntito adquirirá unas dimensiones difíciles de ignorar. Después de oir su historia, la indiferencia no es posible. (...)