Una coproducción entre País Vasco y Castilla y León presenta el clásico Eduardo II de Marlowe
TEATRO MUNICIPAL BERGICDUM. La unión de la productora vallisoletana Barranco Producciones y la compañía vasca Vaivén ha conseguido poner en escena un texto clásico de la literatura universal, el Eduardo II de Christopher Marlowe, interpretado por Kike Díaz de Rada y dirigido por el asturiano Etelvino Vázquez (día 13; 21,30 horas; 9 y 7 euros; entradas a la venta a partir del día 8).
La propia vida del dramaturgo y poeta inglés Christopher Marlowe (1564-1593) está rodeada de misterio, lo que ha dado pie a numerosas leyendas sobre su persona y su importante obra, incluyendo la que le atribuye la autoría de los dramas de Shakespeare. En cualquier caso, fue el primer gran autor de teatro inglés, además de agente secreto de la Corona muerto en una oscura reyerta tras ser dictada orden de arresto contra su persona por conspiración.
La historia de Eduardo II se desarrolla en el siglo XIV, cuando el rey de Inglaterra Eduardo II se enamora de un joven de origen humilde, Gaveston, al que colma de títulos. La fría reina Ana, asqueada porque Eduardo prefiere a Gaveston en vez de a ella, aceptará un plan del malvado Mortimer para, primero, deshacerse de Gaveston, y después, derrocar a su marido y conseguir el poder de Inglaterra.
?Lo primero que sorprende del Eduardo II ?dice Etelvino Vázquez, director del espectáculo y responsable de la versión- es su gran modernidad y su total actualidad. Un texto que conserva una lectura plenamente vigente. Un mundo de intereses e intrigas frente a la verdad y a la pureza del rey Eduardo. La razón de la corte, frente al corazón del rey. La ideología de Mortimer, frente al sentimiento de Eduardo. ¿la realidad y el deseo? O mejor, ¿sólo se lucha por lo que se ama? Un mundo con ideales- Eduardo, Gaveston-, frente a un mundo sin ideales ? Mortimer, Elisabeth, Prior-, un mundo con amor frente a un mundo de rencor y violencia?.
El montaje cuenta con un reparto de nueve actores, entre los que se incluye Kike Díaz de Rada, protagonista habitual en los montajes de Tanttaka, destacando sus trabajos en El Florido Pensil, Novecento, el pianista del océano o La mano del emigrante y el vallisoletano Carlos Pinedo, habitual en los últimos años en los montajes de Teatro Corsario.
La propia vida del dramaturgo y poeta inglés Christopher Marlowe (1564-1593) está rodeada de misterio, lo que ha dado pie a numerosas leyendas sobre su persona y su importante obra, incluyendo la que le atribuye la autoría de los dramas de Shakespeare. En cualquier caso, fue el primer gran autor de teatro inglés, además de agente secreto de la Corona muerto en una oscura reyerta tras ser dictada orden de arresto contra su persona por conspiración.
La historia de Eduardo II se desarrolla en el siglo XIV, cuando el rey de Inglaterra Eduardo II se enamora de un joven de origen humilde, Gaveston, al que colma de títulos. La fría reina Ana, asqueada porque Eduardo prefiere a Gaveston en vez de a ella, aceptará un plan del malvado Mortimer para, primero, deshacerse de Gaveston, y después, derrocar a su marido y conseguir el poder de Inglaterra.
?Lo primero que sorprende del Eduardo II ?dice Etelvino Vázquez, director del espectáculo y responsable de la versión- es su gran modernidad y su total actualidad. Un texto que conserva una lectura plenamente vigente. Un mundo de intereses e intrigas frente a la verdad y a la pureza del rey Eduardo. La razón de la corte, frente al corazón del rey. La ideología de Mortimer, frente al sentimiento de Eduardo. ¿la realidad y el deseo? O mejor, ¿sólo se lucha por lo que se ama? Un mundo con ideales- Eduardo, Gaveston-, frente a un mundo sin ideales ? Mortimer, Elisabeth, Prior-, un mundo con amor frente a un mundo de rencor y violencia?.
El montaje cuenta con un reparto de nueve actores, entre los que se incluye Kike Díaz de Rada, protagonista habitual en los montajes de Tanttaka, destacando sus trabajos en El Florido Pensil, Novecento, el pianista del océano o La mano del emigrante y el vallisoletano Carlos Pinedo, habitual en los últimos años en los montajes de Teatro Corsario.